El instinto es el instinto, no más que eso.
Así como durante décadas, mucha gente se fue de su país por las razones que usted quiera o mande. Actualmente hay un fenómeno que podríamos considerar como semejante. Ellos huyeron de su país a lugares más seguros, su país estaba tan mutilado que su zona de confort (y de seguridad) estaba en otro lugar, otro país.
En el caso del mexicano, la única razón para irse de su patria, de su gente, es el dinero, el tan vilipendiado dinero, pero ése es el elemento que nos mueve, no es retórica, Tan solo muéstrenme un mexicano que no se mueva con dinero… y ése será un mexicano… exótico y para conservarlo en museo.
No, el mexicano se exilia en sí mismo, en su núcleo, tan pequeño, o tan amplio como pueda ser… el punto es que se aísla “para adentro”
Y en los tiempos actuales, lo único que queda es estar tan cerca cómo se pueda del centro… del centro de tu gente, de tus actividades, cualquier intento de ir más allá, te convierte en aquél osado que ha decidido desafiar las fuerzas del destino… ése destino que ya no nos pertenece. Algún día lo fue, ya no.
Mientras en otros países expanden su entorno, su pensamiento, nosotros sufrimos una implosión de metas, deseos, objetivos… anhelos y sueños, de vida, incluso, simplemente, del ser.
¿De qué se trata esto?
No lo sé, tal vez de un grito desesperado por mostrar que somos más que miedo, de recelo, de borregos, de una masa informe que los medios, políticos y demás hacen lo que quieren.
Tal vez, se trate de ser un germen de un nuevo mexicano, tal vez de nada.
Son solo ideas con un solo objetivo: Mover a quienes deseen moverse. Esperando que algún día haya tiempo para realizar, no un cambio, sino una evolución.
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